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Abrazando la incertidumbre
 

En esta ocasión he decidido a comentar sobre un tema común para todos en el momento histórico en el que nos encontramos. Esa increíble sensación de no saber que va a pasar, y la que casi siempre nos lleva a la formulación de preguntas relacionadas al ¿por qué?, ¿cuándo? ¿cómo? y ¿qué voy a hacer?, la incertidumbre. Siempre he pensado que uno de los sentimientos más complejos que experimentamos como seres humanos, es precisamente la incertidumbre y la manera en que se nos presenta. Incluso, he tratado de evaluar como la incertidumbre puede ser detonante de sentimientos relacionados a la ansiedad, la angustia, la depresión y condiciones de naturaleza emocional. En algún momento de nuestras vidas todos nos enfrentamos a la incertidumbre, lo que puede variar es la forma en que la manejamos.

 

Me apoyo en el tema de la incertidumbre para entrelazarlo con las decisiones que tomamos o que estamos en vías de adoptar. La gran mayoría de los modelos de toma de decisiones a nivel organizacional (y yo diría que en la vida personal también) presentan el hecho de que las decisiones están caracterizadas por ciertos elementos de riesgo, incertidumbre y ambigüedad (Karakowsky y Elangovan, 2001). Es por esto que al reconocer esta incertidumbre en nuestras vidas, la cual está matizada por factores del ambiente que no podemos controlar, nuestro proceso decisional toma una dirección lógica.

 

En el escenario de trabajo, las cuatro funciones básicas de la gerencia (planificación, organización, liderato y control) deben incluir el ingrediente de la incertidumbre, y en estos tiempos mucho más. Todas las semanas vemos como organizaciones e individuos proponen soluciones que buscan mitigar el efecto que tiene la incertidumbre, tratando de ignorarla. Como hemos podido observar e incluso experimentar, muchas de estas alternativas solo logran contagiar este sentimiento y hacerlo más fuerte. Es obvio que controlar la incertidumbre es una tarea imposible y nada productiva pues mientras más dudas presentamos, más trabajo representa el explicarlas. Lo importante es incluir la incertidumbre en la toma de decisiones y ser lo suficientemente concienzudo como para reconocer que no todo en la vida puede ser como queremos. De la misma manera debemos evitar que la incertidumbre domine nuestras vidas, pues nunca podremos tomar decisiones acertadas si nos domina el temor a lo inesperado.

 

El consejo más sincero que puedo ofrecerte es que abraces la incertidumbre, porque en este momento no solo te acompaña a ti, sino que nos acompaña a muchos de nosotros. Solo espero que este abrazo a la incertidumbre sirva para despedirte de ella y que con su partida llegue a tu vida la certeza de que vendrán tiempos mejores.

 

 

¡Gracias y Éxito!

 

Ray Kazim Rivera Navas, Ph.D.

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