Con la creciente preocupación del momento, asociada a las pandemias, las epidemias y la creciente probabilidad de contagiarse con alguna enfermedad, se me ha presentado una interrogante muy peculiar. Nos preocupamos por evitar el contagio de las condiciones de salud que afectarían nuestro cuerpo y nuestras vidas, ¿pero que hay de otro tipo de cosas que aparentan ser ‘contagiosas’ también? Me refiero a la intolerancia, la indiferencia y al conformismo que prevalecen en nuestra sociedad, y que aparentan propagarse de manera regular en múltiples ambientes. No quisiera restarle ningún mérito a la importancia que tiene para todos el mantenernos al tanto de todo lo que ocurre en relación a las pandemias y epidemias (incluyendo la influenza AH1N1) alrededor del mundo, pero este no es el tema central del escrito. De acuerdo a la peculiar jerga puertorriqueña, ‘las cosas malas se pegan’ y un ejemplo claro lo son las enfermedades y las malas costumbres. Además, el prevalente contagio de personas intolerantes, indiferentes, conformistas y carentes de iniciativa me alarma sobremanera (y espero no ser el único). Resulta confuso el ver como diariamente, las personas se dejan vencer por lo que pudiéramos llamar el ‘virus’ de la inacción y el conformismo en los escenarios de trabajo y en la vida cotidiana. Personas competentes y talentosas que han dejado que la vida les pase por delante, mientras ellos se mantienen como meros espectadores en ves de buscar convertirse en protagonistas. Lamentablemente, estas posturas se propagan fácilmente y terminan apoderándose del ambiente en el cual se presentan (Tal ves resulta mucho más cómodo el mantenerse estático, en comparación con el esfuerzo que requiere moverse hacia delante).
Más impresionante aun resulta el que las cosas positivas sean mucho más difíciles de transmitirse. (¿Cuantos líderes organizacionales no desearían que les atacara una epidemia de iniciativa entre sus empleados?) La amarga realidad nos presenta que por más que tratamos de 'contagiar' a otros con nuestro entusiasmo, cordialidad e iniciativa, el 'virus' de la inacción se torna más fuerte. Esto no debe quitarnos las fuerzas para seguir hacia delante, tomando esta iniciativa, creatividad y compromiso con el éxito para contagiar a otros.
Tengo la más viva esperanza de que podamos comenzar a ver la importancia de tomar control de nuestras vidas y que si decidimos contagiarnos de algo, que sea de algo positivo para nosotros y la sociedad de la cual formamos parte. Podemos escoger contagiarnos de cosas positivas, además de propagar el positivismo y el entusiasmo con el mero hecho de demostrarlo. Sería un placer para mí el saber que no se siguen propagando la indiferencia, el conformismo y la falta de acción y que podemos crear ambientes propicios para dar rienda suelta a iniciativas nuevas que impulsen los cambios que deseamos disfrutar. “Todo el que comienza a hacer algo comete muchos errores, pero nunca comete el peor error de todos, hacer nada” - Benjamin Franklin |